Rolando Arnedo llegó a las Grandes Ligas con Arizona

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El argentino fue llamado a participar por un día del staff de entrenadores del primer equipo de los Diamonbacks para el Spring Training. “Me largué a llorar cuando me dijeron”, contó.

El primer día del otoño del 2018 no será un día más para el béisbol argentino. La noticia llegó sobre su mediodía y llenó de orgullo a todos. Rolando “Rana” Arnedo, coach argentino de los Arizona Diamondbacks, fue llamado por la organización para formar parte por un día del staff de entrenadores del equipo de Ligas Mayores para los entrenamientos de pretemporada.

“Fui invitado por hoy, ya quedan pocos partidos. El equipo ya se va para Chase Field, el estadio principal, porque ya empieza la temporada regular. Es un día, no es mucho, pero lo voy a disfrutar a pleno. Tengo que hacer la práctica normal con ellos. Zack Greinke va a tirar un juego simulado y después agarrarán unos rollings, su práctica de bateo y prepararse para el juego vs los Giants”, contó el argentino desde Scottsdale, Arizona, donde los DBacks enfrentará a San Francisco Giants desde las 22.40 (hora Argentina).

Rana en el Spring Training.

“Estoy contentísimo. Mucha gente lo siente como parte de ellos. Me han llegado un montón de mensajes de amigos y conocidos llorando. Se siente la buena energía que llega desde Argentina”, explicó Rolando que no escondió su emoción: “Cuando me dijeron me largué a llorar. Si bien trabajo a diario con jugador Triple A o Doble A, cuando te ponés a pensar que es Grandes Ligas la dimensión es enorme. Estoy feliz!”.

Rana, como todos lo conocen en Argentina, lleva varios años como guía de los prospectos de la organización en su academia de República Dominicana. En 2013 comenzó su carrera en la ciudad de Boca Chica, República Dominicana, siendo parte del cuerpo de entrenadores del equipo del cascabel en la Liga Dominicana de Verano (LDV). Pero ¿cómo llegó a convertirse en coach profesional?

Sus primero pasos los había dado colaborando con los equipos de su Popeye Béisbol Club natal. Más tarde se sumaba a las selecciones de la Liga Salteña de Béisbol y por último, gracias a su gran experiencia como jugador profesional, a formar parte del cuerpo técnico nacional. En noviembre de 2012 realizó una serie de pasantías en los equipos de la LDV como Miami Marlins, Toronto Blue Jays y Arizona: “Uno de esos días fui a visitar a Chide Noboa, con el cual siempre tuve una relación de hijo-padre por haber vivido un tiempo en su casa. Chide era también el administrador de la Academia de Arizona en Dominicana. En una de las tantas charlas que tuvimos, sin darme cuenta en ese momento, surgió toda esta linda locura que me sucede hoy en día, ya que a través de Chide hablamos con Junior, su hijo, y él me invitó a pasar toda la Liga de Verano con la primera idea de capacitarme”, le contó Rana a un medio digital años atrás.

No fue casualidad el apego de Arnedo a esa organización. Entre 2000 y 2003, fue parte de la misma como jugador profesional y, además, era un lugar donde se sentía “como en casa”. Pero no fueron todas buenas noticias para el salteño. Mientras preparaba sus cosas para viajar, se enteró que Chide Noboa fallecía en Estados Unidos, un hecho que lo golpeaba duramente por todo el esfuerzo que había hecho su amigo para que él iniciara su carrera y el cariño entre ambos.

El día del trabajador, el 1 de mayo de 2013, volaba para darle inicio al trabajo que le cambiaría la vida. Con el apoyo de la FAB (Federación Argentina de Béisbol) y el ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportico) llegó a la tierra donde los peloteros sueñan con las mayores. “Emociona ver sus progresos e imaginarse lo lejos que pueden llegar si trabajan duro”, contaba Arnedo, al tiempo que su trabajo crecía a pasos agigantados y los ojos de sus superiores se posaban en él gracias a sus amplios conocimientos, como así también, su manejo del inglés.

Pero Rolando no viajó solo a República Dominicana. A esa “locura linda”, como siempre la define, lo acompañó su mujer Mariana quien dejó todo en Argentina para radicarse junto a él en el Caribe. Añoas más tarde le darían vida a su hijo, Thiago.

En una de sus últimas frases pro aquellos años, decía: “nunca dejaré de trabajar para nuestro béisbol, ese béisbol que tanto nos apasiona y que con tanta pasión vivimos desde un lugar desconocido para mucha gente de la pelota”. Cumplió su promesa, no dejó de trabajar y hoy nos representa ante el mundo en las Grandes Ligas.